Tras décadas en las que el biberón ha estado ganando terreno a la lactancia materna, hoy vuelve a estar en boga el amamantamiento, desde que la OMS proclama casi a diario que la leche materna es el mejor alimento para los bebés, imprescindible como único alimento al menos hasta los 6 meses de vida, y muy recomendable durante sus 2 primeros años. Las madres actuales tienen a su disposición muchísima información, los profesionales están tratando de renovar sus conocimientos y no inducir a error a las mamás, ni frustrar lactancias ante cualquier pequeño obstáculo. Sin embargo, el mantra que se repite con tanta frecuencia en la consulta de la matrona, en las clases de preparación al parto y cuando visitamos al pediatra, o leemos libros sobre crianza, es que la lactancia no duele. Nunca. Esto puede confundir y frustrar a muchas madres, puesto que efectivamente, cuando la lactancia materna está bien establecida no tiene que existir ningún tipo de dolor. Sin embargo ¿cuántas madres sostienen que sus lactancias tuvieron inicios muy doloroso? ¿Cuántas han sufrido enfermedades y daños relacionados con el pecho? Por este motivo, desde Happy Papis queremos compartir con vosotros 5 posibles errores que os pueden llevar a pensar que la lactancia duele, cuando esto no debe ser lo normal.

1. El frenillo del bebé

Es un mal relativamente común, que se produce cuando el recién nacido tiene el frenillo sublingual especialmente corto, por lo que la postura de su lengua al mamar le impide abarcar bien toda la porción de areola y pecho que sería adecuada. Simplemente trabaja sobre el pezón, dañándolo con cada movimiento. El pediatra puede detectarlo y se soluciona con un pequeño corte que cicatriza muy rápidamente. A algunos padres puede asustarles esta intervención, pero es muy rutinaria y sencilla, además de que facilitará enormemente el poder conseguir una lactancia indolora.

2. La subida de la leche

No es el peor dolor para una madre que se queje de que la lactancia duele, pero la subida de la leche es un fenómenos que se produce de una forma muy repentina. El cuerpo de la madre produce la cantidad de leche que su bebé necesita, ni más ni menos, y se va regulando por sí solo según lo demandante que sea el niño a lo largo de su vida como lactante. Sin embargo, durante esos primeros días tras el nacimiento, cuando el calostro llega a su fin y la leche hace aparición, muchas veces tiene lugar toda una explosión de líquido, con producciones mucho mayores que las que el bebé reclama. Esto puede congestionar el pecho de la madre, que se endurece y pasa a estar muy sensible y dolorido. El simple roce de la ropa o la presión del sujetador pueden ser muy desagradables. El dolor es peor entre tomas, por lo que si el niño ya está saciado, lo ideal es extraer un poco con el sacaleches, o manualmente, lo justo para que el pecho deje de doler, y desecharla (o aún mejor, congelarla para tener nuestro propio banco de leche materna en casa). El alivio será inmediato, pero no hay que abusar del sacaleches, porque podríamos conseguir el efecto contrario: estimular aún más el pecho y que la producción siga aumentando, lo que podría derivar en una mastitis.

3. Grietas

Cuando la lactancia duele, las grietas son las enemigas más populares de toda madre. Parecen surgir con mucha facilidad, por un mal agarre del bebé, que se alimenta sólo estando en contacto con el pezón. El roce constante acaba por irritar la piel de esta zona, muy sensible, haciendo que se agriete, sangre y que tarde mucho en cicatrizar, ya que si la postura no se corrige el desgaste sobre el pezón seguirá existiendo. Una vez que aparecen las grietas, lo mejor es dejar el pecho al aire, bien seco, entre una toma y la siguiente. Esto ayuda a que cicatricen más deprisa. Hace un tiempo, se recomendaba el uso de cremas de lanolina, o incluso la aplicación de la propia leche de la madre sobre la zona afectada, pero a día de hoy se desaconsejan estas técnicas.

4. Malas posturas

Son las causantes de cantidad de inconvenientes durante la lactancia, cuando teóricamente deberían ser fáciles de corregir. Las grietas, obstrucciones en los conductos del pecho, y otros problemas que nos llevan a creer que la lactancia duele, tienen su origen en bebés mal colocados durante las tomas. Decimos bebés porque, a medida que crecen, los niños aprenden a gestionarse por ellos mismos y ya no hay que estar tan pendiente de la colocación de la lengua, de los labios, del giro de la cabeza o la postura corporal. Pero durante los primeros días es una cuestión clave. Llevadas por el ansia de que nuestros hijos se alimenten y mamen todo lo posible, solemos restar importancia a la forma en la que realizan la succión, y cuando aparecen las primeras grietas, por ejemplo, nos arrepentimos muchísimo de no haber estado pendientes de las recomendaciones para haber prevenido el dolor. No existe una única postura ideal para todas las madres, pero es cuestión de ir probando, e incluso beneficioso alternar entre varias que nos resulten cómodas, para tener una lactancia exitosa e indolora.

5. Prohibición de tomar medicamentos durante la lactancia

Muchos niños han sido destetados a la fuerza porque sus madres han debido tomar algún tipo de medicación, como antibióticos para infecciones como la mastitis, entre otras cuestiones. Este es otro motivo por el que hemos asumido que la lactancia duele, no por el mero acto de dar el pecho en sí, sino por el malestar sufrido por otras enfermedades, que no podían ser convenientemente tratadas para que la medicación no pasase al cuerpo del bebé a través de la leche materna. Aunque algunos médicos de cabecera siguen algo desfasados en estos temas, hoy se sabe que la lactancia es plenamente compatible con cantidad de medicinas de uso habitual, tanto para el tratamiento de enfermedades puntuales como crónicas. Además de la posibilidad de usar probióticos (más caros pero también efectivos) cuya seguridad de cara a la salud del bebé es total. Webs como e-lactancia pueden ayudaros a resolver dudas e incluso a inspirar a vuestros médicos si enfermáis mientras sois madres de niños lactantes. ¡No hay que sufrir sin motivo! ¿Habéis padecido mucho con la lactancia materna o todo ha salido bien desde el primer momento?