Siempre me ha dado la impresión de que hasta que no llegan las vacaciones de verano nunca parece que dispongamos de suficiente tiempo en casa para fomentar la autonomía de los niños y realizar actividades que ayuden a los niños a ser más independientes, a valerse por sí mismos, a pedir ayuda sólo cuando la necesitan pero sentirse valientes para afrontar pequeños desafíos de la vida cotidiana. Si nos paremos a pensar, es cierto que para muchas tareas de repetición, necesitamos vigilar a los pequeños muy de cerca para que se sientan seguros, para que comprendan que pueden contar con nuestra colaboración en cualquier momento y que deseamos que aprendan ciertas rutinas por su bien, no porque queramos empujarlos a hacerse mayores de repente. Al pensar en esta época navideña que se aproxima, veo una buenísima oportunidad para utilizar el tiempo de descanso en casa con el objetivo de ayudar a crecer a nuestros hijos.
¿Quién dijo que la operación pañal es para el verano?
Va a depender mucho del mes en el que haya nacido tu hijo y sobre todo, de su propio desarrollo a la hora de poder o no controlar los esfínteres. En cualquier caso, cuando llegue el momento en que decidamos ponernos manos a la obra para que los peques puedan vivir sin pañales, lo principal es disponer de tiempo para atenderles y no perseguirles con nuestro estrés y nuestras prisas de adultos. Si tenemos la suerte de contar con muchos días de vacaciones de navidad ¿por qué no hacer intentos en este sentido? Es cierto que siempre que pensamos en quitar pañales, en escapes de pipí, en niños llevando pantalones mojados y lavadoras por secar, nos parece que no se pueda superar esta fase en cualquier otra estación del año. Pero las posturas no deberían ser tan radicales. Personalmente, mi hija dejó los pañales un mes de junio, y los escapes fueron tan escasos que me hubiera dado igual hacer el proceso en pleno invierno. Además, la llegada de Papá Noel puede ser una fecha ideal para que la familia regale a los niños orinales (sinceramente, cuanto más sencillos como el de Baby Björn, mejor. Recuerdo uno con cabeza de hipopótamo que tuvo mi hija al que le cogió un pánico…) o un buen reductor para la taza del váter que sea cómodo, acolchado, mucho más práctico si tiene asas a las que se puedan sujetar para que se les quite el temor a caer por el agujero.
La higiene dental y el lavado de manos
Un sencillo escalón colocado en el baño hará que los niños se atrevan a dar el paso de lavarse las manos por sí solos, hacer los primeros intentos de higienizarse los dientes ante el espejo, e incluso trepar hasta el reductor de la taza del váter sin ninguna ayuda externa. Hay modelos muy simples como el de Baby Björn, que además de ser seguros y antideslizantes lograrán transmitir a los niños la confianza necesaria para gestionar diversos aspectos de su higiene diaria sin la presencia de un adulto. El mismo escalón salvará las diferencias de altura respecto a las piezas del cuarto de baño, además de resultarles muy divertido el verse más altos y actuar como los mayores. Pequeños vasos como los de las vajillas infantiles también son muy prácticos a la hora de enjuagarse la boca, además de limitar la cantidad de agua que los niños pueden manipular y desparramar por el suelo, los espejos y allá donde llegue su fuerza. Si no confiamos en que tengan la habilidad suficiente para subir a estos peldaños, también se pueden instalar sus enseres de aseo alrededor de un bidet a su altura que les dejemos en exclusividad.
¡A comer solitos!
En casa, siempre hemos ofrecido alimentos normales a los niños desde que han comenzado con la alimentación complementaria, en torno a los 6 meses. Al principio, no van a manejar los cubiertos, es obvio, pero si se les deja experimentar con los tamaños, formas y diferentes texturas de la comida, es sorprendente lo deprisa que adquieren nuevas habilidades. Para fomentar su autonomía, y que no peligre el menaje del hogar, las vajillas infantiles son todo un acierto. El tamaño de los cubiertos está pensado para ellos, son pequeños, redondeados e indestructibles. Lo mismo ocurre con los platos y vasos, y mejores aún son los vasos de aprendizaje, ideales para que beban a su ritmo sin que la cristalería se nos quede hecha añicos por los suelos. La colección para alimentación de Baby Björn destaca por sus colores alegres, su practicidad ¡y sus resistencia! Hasta los baberos rígidos son de lo más útiles a la hora de recoger todos esos pequeños trozos de comida que los niños en periodo de aprendizaje suelen esparcir por todas partes.
La navidad es un buen momento para aprender nuevas costumbres, conocer nuevos platos y además compartir mesas con otras personas, sin limitarnos estrictamente a nuestro entorno más cercano. También desde muy pequeños, los buenos hábitos respecto a la alimentación más saludable para los niños pueden quedar bien asentados con la proximidad a la fruta mediante el uso del innovador vaso Twistshake Fruit Splash, que permite llenarlo con agua y a la vez, mezclar trozos de fruta en ella, que le dan sabor, mejoran sus propiedades, sin riesgo de atragantamiento al haber un sistema de filtrado entre el agua y la boquilla del vaso.
Para fomentar la autonomía de los niños en navidad, o en cualquier otra época del año, el primer paso es que seamos los adultos quienes perdamos el miedo a darles la oportunidad de crecer. En ocasiones, estamos más preocupados por las manchas, las posibles roturas e incluso por el daño que puedan hacerse si no son capaces de culminar una tarea, que por ayudarles a desarrollar sus propias capacidades.
Estas navidades, aprovechemos para pasar tiempo juntos y comprobar todo lo que los niños pueden lograr en cuanto les damos un margen de libertad adecuado y les proporcionamos instrumentos de ayuda verdaderamente útiles.
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